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5 de junio de 2012

Vecinos invasores (Kramer)

Me pasé casi todo el día visitando a los pocos vecinos e influyéndolos para que se largaran del edificio, pues resulta que no quiero a ningún humano demasiado cerca. Suelo traer la cena a casa y no me gustan los testigos potenciales.
La mayoría de los inquilinos son jóvenes, algunos estudiantes de otras ciudades; otros, simples turistas. El punto es que nadie es dueño, este es un edificio de pisos amueblados parar rentar, lo que hizo más fácil mi trabajo, pero no por ello menos tedioso. Me las arreglé para obtener algunas breves pero útiles lecturas de sus vidas y a los más inquietos les “recomendé” unas lindas vacaciones en la Polinesia, mientras que a otros simplemente les comenté un poco sobre la inseguridad del vecindario, el elevado precio de la renta y el mal funcionamiento de las cañerías; tan sencillo como compartir una agradable charla y clavarles una mirada invasora para interferir la voluntad y terminar de convencerlos. Todos cabecearon como idiotas dándome la razón, excepto uno que mostró algo de resistencia (sangre de cazador tenía que tener el muy imbécil), así que no tuve más opción que ejercer cierta presión digamos… física: estamparle la cabeza contra la pared y decirle que acababa de comprar todo el maldito edificio y que planeaba prenderlo fuego con o sin él dentro de éste. Funcionó, su mirada vacía y expresión de niño asustado me lo confirmó, y yo pude regresar a mi apartamento tranquilo y seguro de que todos se irían muy pronto.
Encendí la tv para ver las noticias, pero era más de lo mismo: la crisis económica en la eurozona, más muertos inocentes en Siria y una Londres convulsionada por el Jubileo de Diamante de la puta reina y los inminentes Juegos Olímpicos; las medidas de seguridad se incrementan cada día y la paranoia de posibles ataques terroristas son moneda corriente.
–Jódanse, piratas de mierda –pensé en voz alta–. Si no se hubieran mandado tantas cagadas en todos sus siglos de historia, no tendrían nada qué temer.
Sí, lo sé. Mi pensamiento anti-colonialista y mi odio hacia esta apestosa isla siempre encuentran la manera de salir a flote.