¡Maldita sea! ¿En
qué nos habíamos metido con nuestro “agradable” vecino? Esa era la pregunta que
más rondaba mi cabeza en esos momentos, mientras bajaba mi katana en son de
paz, pero sin dejar de mantenerme alerta.
Ya teníamos
demasiado tras nosotros y ahora le aumentábamos a unos no sé qué cazadores y a
un nefilim al que no les gustaba estar
en alto perfil. Mi mente iba rápidamente entre las posibilidades y ninguna me
gustaba.
Y pensar que
creíamos que estaríamos seguras por un tiempo en una ciudad y que pasaríamos
bastante tiempo aquí. Ahora todo se había ido al garete y tenía que pensar en
cómo salir de esta maldita situación.
Escuchaba a mi
hermana discutir con el cerdo arrogante y las posibilidades se nos acortaban.
Tal vez si nos mudáramos a….
–Bell, dile a
este estúpido que no nos vamos a ir a ningún lado y que él se tiene que llevar
todos los problemas que nos está ocasionando. –El pie de Savy golpeaba
rítmicamente el piso mientras su expresión era un puchero bastante acentuado
con los brazos en jarras. Si no conociera tanto a mi hermana, diría que se
estaba saliendo de sus casillas, nunca la había visto tan molesta. No es que el
tipo no me causara también desequilibrios emocionales, pero esto era algo
nuevo.
–Estoy pensando
en nuestras opciones, hermanita, y creo que tendremos que vender todo lo que
compramos e irnos a otro lugar lo más pronto posible –dije y los ojos de mi
morena hermana se abrieron como platos.