¡Maldita sea! ¿En
qué nos habíamos metido con nuestro “agradable” vecino? Esa era la pregunta que
más rondaba mi cabeza en esos momentos, mientras bajaba mi katana en son de
paz, pero sin dejar de mantenerme alerta.
Ya teníamos
demasiado tras nosotros y ahora le aumentábamos a unos no sé qué cazadores y a
un nefilim al que no les gustaba estar
en alto perfil. Mi mente iba rápidamente entre las posibilidades y ninguna me
gustaba.
Y pensar que
creíamos que estaríamos seguras por un tiempo en una ciudad y que pasaríamos
bastante tiempo aquí. Ahora todo se había ido al garete y tenía que pensar en
cómo salir de esta maldita situación.
Escuchaba a mi
hermana discutir con el cerdo arrogante y las posibilidades se nos acortaban.
Tal vez si nos mudáramos a….
–Bell, dile a
este estúpido que no nos vamos a ir a ningún lado y que él se tiene que llevar
todos los problemas que nos está ocasionando. –El pie de Savy golpeaba
rítmicamente el piso mientras su expresión era un puchero bastante acentuado
con los brazos en jarras. Si no conociera tanto a mi hermana, diría que se
estaba saliendo de sus casillas, nunca la había visto tan molesta. No es que el
tipo no me causara también desequilibrios emocionales, pero esto era algo
nuevo.
–Estoy pensando
en nuestras opciones, hermanita, y creo que tendremos que vender todo lo que
compramos e irnos a otro lugar lo más pronto posible –dije y los ojos de mi
morena hermana se abrieron como platos.
–Pe… pero acabamos de llegar –su voz sonó un par de notas más alto que lo normal–. ¡El que se tiene que ir es él!
–No, esos
cazadores o lo que sean lo buscan a él y…
–Eso es mentira
–interrumpió el vecino y giré mi cabeza para verlo. Se observaba tan relajado
que eso crispó mis nervios. ¡Estábamos en una situación de emergencia!–. A mí
no me buscan porque no saben que yo estoy aquí. Ellos descubrieron su presencia
gracias a cierta pequeña que tomaba su aperitivo sin cuidar su espalda.
–Yo buscaba otro
tipo de presencias –se defendió Savy.
–En este mundo
debes estar alerta para cualquier cosa, dulzura.
–¡¡¡Basta!!!
–grité desesperada–. Lo que importa ahora es que tenemos que encontrar una
solución, Savannah. No podemos quedarnos aquí y en este momento no me importa
quién se descuidó de qué.
–Por eso estoy
ofreciendo que nos quedemos juntos –añadió él-. Yo puedo ayudarlas en este
mundo que, por lo que veo, no conocen mucho, y ustedes pueden darme información
de su propio mundo y de quiénes las están buscando.
–¡¿Que no
entiendes que no necesitamos tu ayuda?! –gritó Savy. Yo respiré varias veces
intentando calmarme. Esto se estaba saliendo de control.
–¿Cuál sería la
ventaja de permanecer juntos? –dije con voz neutral mientras mi mirada se
volvía a centrar en él.
Una sonrisa
lobuna apareció en sus labios y un escalofrió recorrió mi espalda. Se colocó su
camiseta sucia y rasgada y yo tomé aire, mostrándome firme y calmada. No podía
dejar de notar esas cicatrices en su cuerpo y ya me estaban poniendo demasiado nerviosa.
Tratando con
todas mis fuerzas de que no se notaran las reacciones de mis emociones, presté
atención.
–Para comenzar, y
no adentrarnos mucho en el tema, los cazadores están por todos lados. Aquí en
Londres se concentran más. Es un milagro no se los hayan topado antes. -Caminó
lentamente mientras continuaba su explicación, rodeándonos como si fuera un
profesor de escuela dando una pequeña cátedra. Su cercanía ponía mis instintos
en alerta, pero no de un mal modo; su olor me estaba volviendo loca, y tuve que
mover mi cabeza para concentrarme en lo que decía–. Yo conozco a los cazadores,
se cómo manejarlos, cómo actúan, cómo cazan; puedo también detectarlos y
deshacerme de ellos de modos más… diplomáticos. Y lo más importante, puedo
enseñarles a ustedes todo lo que sé acerca de ellos.
Para ese momento,
estaba parado frente a mí con sus ojos clavados en los míos. No pude evitar
respirar su esencia mientras mi cuerpo vibraba un poco. Sabía que mi expresión
no había cambiado en nada, aprendí eso muy bien en este tiempo: un cambio de
actitud y era la vida o muerte en una situación desesperada. Mejor no hacerles
saber a tus enemigos lo que estás pensando.
–Yo no quiero
saber nada sobre esos estúpidos cazadores –dijo Savy con una expresión de
fastidio.
Kramer frunció el
ceño y la miró fijamente.
–“Conoce a tu
enemigo y nunca saldrás derrotado” –le dijo. Luego rodeó la mesa, mirando el
libro que mi sisar había dejado
allí-. Está en el “Arte de la guerra” de Sun Tzu. Quizás si leyeras más libros
educativos y menos novelas de fantasía, me darías la razón –le guiñó un ojo de
modo arrogante y sonrió.
–¿Qué podrías saber
tú de buena literatura? –dijo ella, girando su cabeza y murmurando aquellas palabras. Nadie se metía
con sus libros, eso yo lo sabía por experiencia.
–Con mi ayuda,
tendrán muchas más posibilidades de sobrevivir –añadió él sin prestar atención al
comentario de Savy.
–En eso tienes un
punto –dije y di un paso más atrás, necesitaba poner un poco de distancia para
pensar con claridad y, así como él, comencé a caminar alrededor lentamente–.
Pero si nosotras nos vamos, en otros lugares no los encontraremos. Sólo
tendremos los mismos problemas que teníamos antes y no aumentaremos más el
equipaje que ya tenemos.
–Por esa razón creo
que huir no es lo más inteligente en este momento. No sabemos si alguno más las
detectó. Es probable que ya sepan de ustedes y si es así, estoy seguro de que
las buscarán por todo el planeta si es necesario –aseguró.
Tomé otro
respiro, tenía mucho qué pensar, estaba ante una situación nueva, y aunque mi
vocecita interna decía que él tenía razón y que juntos tendríamos más
oportunidades de sobrevivir, el hombre no se había ganado mi completa confianza
aún. No quería que supiera mucho sobre nosotras, eso podría ser la diferencia
entre la vida y la muerte de alguna de las dos.
–Por el momento,
no te quiero fuera de este departamento. –Me planté de frente a él–. Serás
nuestro invitado permanente y no irás solo a ningún lugar. Y créeme, yo te
encontraré si es necesario. ¿Estamos claros?
Él alzó una ceja
y sonrió de modo pícaro.
–¿Acaso me estás
secuestrando? –dijo conteniendo la risa-. Porque no es que no me guste cómo
suena eso de “invitado permanente”, pero… -se acercó un paso a mí, podía sentir
su aroma envolviéndome de nuevo–, tengo trabajo que hacer, ¿sabes? Y además no
me han dicho qué son ni de dónde vienen.
Lo medité un
minuto, el esperaba tan tranquilamente como al principio de la conversación, eso
si debía admirarle.
–Esta bien, te
diré lo principal sobre nuestra especie.
“No lo hagas
sisar, no podemos confiar en él”, sonó en mi mente la petición.
“Por el momento
estamos en el mismo barco, no te preocupes, le diré lo necesario para la
convivencia”, le contesté de igual forma.
Un bufido se
escuchó en la habitación, y una ceja se arqueo en nuestro invitado, intuyendo
que algo pasaba entre nosotras dos.
–Somos
were-panteras, tenemos talentos especiales que si los enumero, no terminamos en
toda la noche, y no es necesario tampoco que las sepas de momento. Podemos
cambiar de humanos a animales a petición y es todo lo que debes saber por
ahora.
–¿Y beben sangre?
Porque yo mismo vi a tu “hermanita” hacerlo.
–El caso de Savy
es… diferente.
Gire para salir
de ahí, tenía mucho en lo que pensar.
–Traducción: no
es tu problema –lo escuché decir-. De acuerdo. No es de mucha ayuda, pero por
el momento me aclaras algunas cosas. Ahora falta un pequeño detalle: si seré un invitado,
¿donde dormiré por el momento?
Giré mi cabeza
para mirarlo de reojo.
–Por supuesto que
en el sofá. –Volví a caminar hacia mi habitación.
A mis espaldas,
escuché a Savy decirle:
–Espero que estés
muy incómodo durmiendo ahí. –Mi hermanita corrió detrás de mí, ahora tenía que
lidiar con un tremendo berrinche.
–¡Ja! Olvídenlo.
No pienso pasar otra noche en ese estúpido sofá –lo oí murmurar-. Necesito una ducha,
comida y un cigarrillo.
Luego escuché dar
un portazo cuando se fue.
¡Maldita sea! El tipo se había largado así sin más.
¡Maldita sea! El tipo se había largado así sin más.
–No puedes hablar
en serio –gritó Savy cuando entró en la habitación. Yo me estaba quitando los
zapatos, quería una ducha y tranquilidad.
–Él tiene razón,
no podemos luchar contra seres y cosas que no conocemos, tenemos que hacer un
frente común –levanté mi mirada, comenzaba a sentir una punzada detrás de mis
ojos, un dolor de cabeza se aproximaba–. Solo será por un tiempo, en lo que
aprendemos de estos nuevos enemigos.
–¡No quiero! –golpeó mi hermana el piso y apretó los puños a los costados–. No lo quiero
cerca, no me gusta.
–A mí tampoco me
gusta, Savannah – me levanté enfrentándola–. Pero es lo que tenemos que aguantar
por ahora, nos guste o no nos guste.
La morena hizo un
mohín, giró sin decir nada y azotó la puerta de mi dormitorio.
No había salido tan mal la discusión. Ahora un largo baño me esperaba mientras mi dolor de cabeza ya me estaba matando.
No había salido tan mal la discusión. Ahora un largo baño me esperaba mientras mi dolor de cabeza ya me estaba matando.
5 personas no pudieron evitar espiarnos y decir::
Ya vio la luz !!!!!
Ya vio la luz !!!!!
Quiero maaas! ahoraaaaaaaa!
:D
genial, pero también quiero mássssssss! *o*
Portense bien con Kramer.
Publicar un comentario